La Madre de Desamparados es una mujer que vive una fe profunda, que se robustece y expresa  en una oración  intensa y perseverante. Su delicada caridad  le hace estar disponible  para servir en cualquier lugar del mundo a los necesitados. Con una confianza  inconmovible en Dios, se siente humildemente  fuerte ante las adversidades. No teme  la austeridad  ni el cansancio del trabajo, pues se goza  por amor  a Cristo  en compartir la suerte  de los más humildes.

 
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